Hay un período oscuro en nuestra historia que se extiende desde la independencia en la tantas veces dibujada Casa de Tucumán hasta que Sarmiento empieza a fundar escuelas. Era esta una época que en el colegio no se veía, no en mis años al menos, ciertamente cercanos a los del Gran Sanjuanino.
Si tengo algún reproche para esos años oscuros de nuestra historia es la irremediable pérdida de la Banda Oriental. No creo que se haya valorado en toda su magnitud este desgraciado hecho. Sin extenderme mucho puedo citar dos consecuencias terribles: no haber visto a Maradona y Francescoli jugando juntos en la selección y no poder comer un chivito decente a la vuelta de la esquina.
Aclaro para los neófitos que este popular sándwich uruguayo es poco menos que un lomito adornado con unos cuantos aditivos, pero sin embargo inconfundible para el público incondicional, con personalidad, reconocible a la distancia, como Frida Kahlo en un desfile de Pancho Dotto.
He aquí luego de esta prolongada introducción el motivo de mi búsqueda, que responde al punto a- ¿Dónde comer un buen chivito en Buenos Aires?
Vamos entonces a buscarlo en el buscador
¿Qué buscador? Google por supuesto.
¿Pensé en otro? Sinceramente no, nunca, salvo cuando no encuentro nada.
¿Cómo defino mi búsqueda? Ahí si pensé en tomar precauciones, no sea cosa que me pase como a mi desprevenido padre en su primer viaje a Uruguay y me sorprenda ante un ente deshuesado en el plato. Por empezar pienso poner “chivito uruguayo” para eliminar indeseables parientes de las cabras. El propósito último de mi búsqueda es una opípara cena, el inmediato es dónde, así que también tendría que asociar las palabras “Buenos Aires”.
Creo que tengo claro el propósito y el contexto y estoy pensando en escribirlo como pregunta. ¿Dónde comer chivito uruguayo en Buenos Aires? Y ver que pasa.
Ya está, la búsqueda tardó 0,28 segundos y arrojó 8960 resultados.
A saber: Medio y medio en San Telmo, La Esquina del Medio y Medio en Congreso, La Pasiva en Corrientes y un foro de Facebook donde señalan como el mejor chivito de Buenos Aires uno que se elabora en La Lucila. Cuatro primeros lugares con cuatro resultados útiles.
Me salió demasiado bien, creí que era más desafío mi propuesta. La próxima vez prometo que me voy a meter con un problema bien conflictivo de Salud Pública, pero ahora con su permiso parto rumbo a La Pasiva.
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